He cambiado las cubiertas por unas Michelin que tenía oreando en el garaje y tenían un brillo de esos de exposición que en asfalto sonaban como si la carretera estuviera encerada, y como tenía un ratito... ¡hala!, a rodar unos minutos.
Tengo unos caminos al lado de casa, ideales para no irme muy lejos (por la falta de tiempo) y rodar a muy buen ritmo como si de un rodillo se tratase, y en estos, hago un circuito con casi todas las variedades de terreno donde ciertamente, disfruto de la bicicleta.
Hoy, un deja miel en los labios, para mañana coger la bici con alegría...