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martes, 3 de diciembre de 2013

Fin de temporada 2013.


 Madrugón de otoño  a bajas temperaturas, con pronóstico de mejora a lo largo del día en esta mañana de noviembre, final de temporada 2013.

 Nos esperaban 70 Km., en una etapa Reina que nuestro amigo Aurelio, había preparado hasta la Casa de Campo en Madrid, y que posteriormente, se convirtieron en 80 Km., por el entusiasmo de rodar por los circuitos de ese escenario tan pintoresco que es, uno de los pulmones de la capital.



 Conjuntamente los grupos A y B, tras unos breves consejos de nuestro "presi" Juan Carlos, iniciamos la marcha por los escarchados caminos, siguiendo el margen de nuestro Río Guadarrama hacia la Capital.

 No tardaron en surgir los primeros parones, por culpa de pinchazos que, en un abrir y cerrar de ojos se solucionaron.
 Muy animados, íbamos al Puente de Hierro al encuentro de nuestro compañero Oscar, que desde Móstoles, iniciaba este recorrido, siendo ya, un total de 22 bikers uniformados.

 Al paso por la Vía verde del Guadarrama, nos encontramos con auténticas "mareas" de ciclistas contados por docenas, junto con corredores de a pie, que en sentido contrario, se dirigían hacia nuestros terrenos para rodarlos en nuestra ausencia, dando así, colorido a estos escarchados campos de nuestra comarca.


 El grupo siempre compacto, continuo su andadura por los polígonos de Móstoles, Villaviciosa de Odón y Alcorcón, para entrar en los largos y extensos terrenos de la Venta de la Rubia, donde una gran cantidad de senderos y pequeños accesos, acompañaban al camino principal que terminaría en las inmediaciones de La Ciudad de la Imagen, en este recinto se encuentra ubicada la emisora de TV., de la Comunidad de Madrid.



 
Esta variedad de sendas hizo las delicias de ciclar entre la vegetación autóctona de la zona, como son los pequeños arbustos de retamas, sorteando estas a gran velocidad y acompañando al grupo por otra alternativa de la ruta.


 Llegados a la Casa de Campo, volvimos a sentir la fresca humedad que aún se mantenía en esta densa vegetación, aquí también recorrimos los entramados senderos que apenas eran visibles por la ingente cantidad de hojas caídas de los árboles, disfrutando por los recorridos, hasta terminar en el punto de reunión junto al Río Manzanares, sobre el Puente del Rey.


 Unas bellas vistas del Madrid Río, fueron escenario para las instantáneas, avituallamiento y el recuerdo de nuestro paso por la gran ciudad.


 El escenario empedrado de Madrid Río junto con el radiante Sol, que a esas horas de la mañana calentaba agradablemente, invitaba a sentarse en las terrazas junto al río, contemplando desde allí el buen ambiente creado por cientos de deportistas y paseantes que ocupaban el lugar. Sin duda, uno de los mejores punto de encuentro de los madrileños, con inmejorables vistas.




 Con el entusiasmo del recorrido por la Casa de Campo y rodeando el Zoo, un pequeño susto nos detuvo un rato debido a una espectacular caída sufrida por nuestro querido Jordi, en un pronunciado terraplén.
 Una extraña avería de sus frenos, bloquearon en "seco" la rueda delantera, siendo el cuerpo de nuestro amigo, lanzado hacia adelante por encima de la bicicleta, volando literalmente unos metros, e impactando en el suelo con el pecho y la parte izquierda de su cuerpo, quedando tendido unos segundos sin reaccionar.
 Gracias a su buena forma física, todo quedó en un susto, el cual, compartimos todos los que de semejante caída fuimos testigos.
 La rápida asistencia y animo dado, fue suficiente para que la masiva congregación de curiosos y asombrados en ese escenario, empezasen a marcharse más tranquilos y despreocupados por lo allí visto.


Al cierre de esta crónica, me consta que unos fuertes dolores invadieron los días posteriores a nuestro amigo Jordi, pero sin consecuencias, las "drogas" los antiinflamatorios y el reposo deportivo, han contribuido a su recuperación.


 De vuelta a casa, un rodeo por este verde escenario tan concurrido, aumentó la cuenta de Kilómetros finales, no siendo trastorno para la mayoría, pues, el buen ambiente y compañerismo de este gran Club, hacía llevadera la marcha, parando y descansando cuando la distancia aumentaba entre los de cabeza.


 La culminación de la etapa y cierre de esta temporada 2013, dio lugar a una pequeña celebración, con una comida reponedora tras el esfuerzo, donde se repasaron algunos aspectos de este gran día.

                                                              Fotos y dos peque-vídeos.
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domingo, 17 de noviembre de 2013

Un día "jarreado".


 ¿Quien dijo miedo?
 Una húmeda mañana de Domingo y desde el principio antes de salir, ya estábamos mojados, solo quedaba proponer una alternativa para el recorrido, con el fin de no alejarnos mucho y estar a una hora prudente de regreso. Todos decidimos ir por el socorrido Camino de Madrid hasta el Puente de Hierro y los terrenos de Móstoles, Moraleja de Enmedio...

 La pertinaz lluvia de toda la mañana caló bien nuestras ropas, pero los cuerpos se adaptaron a la perfección a esta forma inusual de ciclar, rodando como un día seco normal. Los kilómetros caían progresivamente y las salpicaduras de las ruedas también eran generosas soltando barro y agua sobre nuestras espaldas, poco a poco esa insistencia de acumular agua por todas direcciones, empezaba a incomodar, sintiendo un pequeño frío por las manos, a lo que más tarde se sumarían los pies siendo estos los que más sufrieron las inclemencias del tiempo.


 Para esta ocasión nos dimos cita 13 corredores a los que se sumaron otros 4 corredores de El Último Repecho. Como en una salida conjunta, cada uno a su paso y por el margen derecho del Río Guadarrama llegamos hasta la vía verde del mismo nombre, siguiendo de lejos a los de cabeza donde un desconocido Jordi fue tirando del grupo a buen ritmo, separándose por momentos del resto, hasta reagruparnos en el Puente de Hierro.

 La temperatura corporal se elevó por la tensa marcha y rápidamente hubo que disminuirla para seguir todos en el grupo. Mientras, entre espera y reagrupación, hacíamos recorridos de trialeras por el parque de El Soto de Móstoles pegados al muro del recinto.

 Una última espera y la decisión de seguir por la misma ruta alternando las trialeras de Batres, separó para tomar delantera a un pequeño pelotón de avanzadilla, ciclando por los caminos que empezaban a ponerse muy blandos y escurridizos, provocando la mimetización de las ropas por la cantidad de barro que se nos iba pegando, la mojadura fue tanta, que ya daba igual meterse en los charcos y seguir con las salpicaduras.
 Lo peor de estos tramos era el frío que se apoderaba en las manos y las agarrotaba por completo al manillar, arriesgándonos en las pronunciadas bajadas sorteando los peraltes y regueras sin poder hacer uso de los frenos... no se podían estirar los dedos de las manos y si lo hacíamos, un adormecido dolor impedía su función.


 El resto de la etapa se ha realizado con la vista del pueblo desde el alto del Cementerio de Batres y solo nos hemos dejado caer hacia el Río Guadarrama para seguir por los caminos de la izquierda y llegar al final, con la buena sensación de terminar un día duro pero "divertido".

 Poco documento gráfico por las circunstancias del día, pero ha sido imposible manipular los bolsillos con tanto "pasmo" en las manos. Los que llevaban guantes también han sufrido con severidad los rigores del mal tiempo.

                                                                         Foto y vídeo.

viernes, 15 de noviembre de 2013

Más tintes de otoño.

 
 Ahí estaban las bicicletas, recostadas unas contra otras sobre los árboles de la plaza, esperando a sus dueños para otra salida conjunta y con la alternativa de salir por carretera también.



 Después de dos intentos y ligerísimas dudas que rumbo tomar, nos dirigimos a nuestro objetivo tras la sabia decisión  y conocimiento del terreno por nuestro experto, Alejandro Torreño.


 Los 18 componentes del Club Ciclista El Álamo, fuimos guiados por nuevos y bonitos caminos aún sin conocer.

 El viento de norte no demasiado frío, como siempre, "pegaba" de frente, hasta tomar un desvío por una boscosa vereda con un sinuoso recorrido siendo para la mayoría la primera vez que pasábamos por allí.
 Fue sin duda la zona más bonita e interesante ciclada, sumándose a los recorridos que realmente hacen afición a este deporte.


 Los continuos repechos suaves en esta zona entre Valmojado y Méntrida, iban calentando las piernas para afrontar las fuertes subidas de regreso.


 Antes se tenia que bajar por el camino denominado "Río de arena" este es un camino que en su totalidad, está ocupado por una fina y abundante arena haciendo casi imposible mantener el equilibrio sobre las dos ruedas y en ocasiones, la fuerte pendiente con cientos de badenes, desmonta a los ciclistas, dando un gracioso revolcón a quien le toca.

 Esta época del año, la humedad del otoño, mantiene bastante compactada esta arena y con un poco de destreza, se consigue llegar hasta el final, sin dar con los "huesos" en el blando manto.
 En la estación estival, se puede llegar a hundir la rueda hasta el mismo eje, siendo imposible continuar montado sobre la bicicleta.


 Siendo el recorrido una salida conjunta, se procura que sea lo más amena y festiva posible, evitando endurecer la marcha para que todos disfrutemos con lo que a nuestro paso acontece, dando ánimos a quien lo necesita entre otras cosas, en definitiva, disfrutar del paisaje y de nuestras bicis con estupenda compañía.


 Casi al final del recorrido se afronta una pronunciada y larga bajada en la que hay que extremar las precauciones, debido a los regueros y grandes pedruscos de este bacheado descenso, que, tras la vertiginosa velocidad e inercia alcanzada, hay que hacer un rápido giro a la derecha y cruzar el arenoso y acaudalado arroyo de Las Juntas, para seguir el camino hacia El Álamo.
 La experiencia de unos al llegar a ese punto, hizo que se parasen y cruzasen el arroyo con calma y seguridad.


 Un integrante del grupo (que ahora no mencionaré) con gran valentía y decisión, aprovechando la velocidad del descenso anterior, intentó cruzar el arroyo de Las Juntas, pero el infortunio hizo que las ruedas quedasen atrapadas en la profundidad del cauce, frenando en seco la bicicleta, desplazando en parábola y hacia adelante al ciclista, para a continuación refugiarse en las cristalinas y frías aguas del temido arroyo. El silencio se adueñó por unos instantes al ver la espectacularidad de la caída, con la lógica preocupación de dicha escena, pero la buena forma física y el saber caer sobre cualquier superficie de nuestro intrépido Javi Gozalo, arrancó tibias y relajadas risas cuando se confirmó que todo fue eso, espectáculo, sin ninguna consecuencia dolorosa, tan solo una calada integral.


 El resto de kilómetros se  rodaron con el grupo compactado y llegamos entre los sonidos de disparos por la caza hasta el final de etapa, dando por concluidas las salidas oficiales conjuntas de este año.

 La consabida reposición de sales y líquidos, se hizo un día más al abrigo de la carpa de nuestro patrocinador El As de Copas.

 

lunes, 4 de noviembre de 2013

Al suroeste de El Álamo.


 Otra jornada de buen ciclismo con buena compañía la de este día.

 En una mañana fresca, plomiza y las nubes a ras de suelo, empañando las gafas y demás artilugios con cristales, comenzamos nuestra andadura por el Suroeste de nuestro pueblo, una zona conocida pero que aún quedaban tramos de terreno sin rodar hasta hoy.


 Poco a poco fue levantando la niebla, quedándose ese húmedo ambiente, dando una sensación térmica más fría, que la real, pero sin problema alguno para practicar nuestro deporte favorito.

 Se empezó con buen ritmo y se mantuvo así casi hasta terminar la etapa de hoy, los ocho representantes del grupo A, nos deslizamos por el perfil de sierra de los continuos toboganes, recorriendo los pueblos cercanos de Valmojado y La Torre de Esteban Hambrán, siendo en estos puntos los desniveles más fuertes.

 
 A las puertas de Santa Cruz del Retamar, en el abrigo de un cambio de rasante, cuando se había llegado a la mitad de esta ruta, paramos unos minutos para reponer fuerzas y descansar de las pedaladas dadas por estos cerros.

 Con el mismo ímpetu anterior, proseguimos la marcha sin descansar, rodando hacia el pueblo, Las Ventas de Retamosa, tan solo nos entretenía de vez en cuando, el enredo de cardos y tallos secos en los piñones y cambios, teniendo que parar y deshacer las madejas liadas.


 Más de lo mismo, subiendo y bajando largos cerros, añadiendo también a estas "dificultades" densos bancales de arena que hicieron de esta ruta más entretenida y divertida.

 Entre estas espectaculares campiñas, y en los planteles de viñas, aun quedaba sin recoger algún pequeño racimo de uvas, que siendo tan escasos, destacaba entre las amarillentas hojas casi secas de aquellas cepas y como un manjar expuesto, di cuenta al paladar, reconfortando con su dulce caldo la seca garganta, dando energía para el resto de los kilómetros.


 
 A una docena de Km., para llegar a nuestro destino, aflojamos la marcha, disfrutando del paisaje y teniendo tiempo para saludar a los cazadores que se encontraban por la zona, dándonos ánimos para terminar esta bonita etapa.

 Como siempre es un placer pedalear con este Club y aprender cada día un poquito más, de la experiencia de los demás.

 Grande El Club Ciclista El Álamo.

                                                                              Fotos.

lunes, 28 de octubre de 2013

Por tierras de Avila.



 Hoy tocaba ruta por las Sierras, unos fueron al Escorial al evento de la Ruta Imperial haciendo el ultimo recorrido de las cuatro estaciones, cerrando así estos recorridos de la Comunidad de Madrid.


 El resto, nos desplazamos desde El Álamo al Embalse del Burguillo en la provincia de Ávila, para recorrer por la Sierra de Gredos los bellos parajes que rodean el gran charco.


 A tempranas horas de este Domingo estábamos en el parking de la Casa de las Cruceras.


 Lo sombrío del lugar, hacía que la sensación térmica, fuese muy baja y no digo más cuando, tres humanos semidesnudos, se preparaban para cruzar a nado el tranquilo Embalse. Decían que el agua de este día, estaba idónea para el baño 13ºC, en días anteriores la temperatura no superaba los 8ºC.


 Después de descargar de un camión nuestras bicicletas, empezamos nuestro recorrido con la tiritona inicial de los primeros kilómetros, desapareciendo esta rápidamente, pues, la subida con un desnivel constante entre el 6 y 8%, obligó al cuerpo de cada ciclista a ignorar la fresca mañana.


 En grupo casi compacto, se fue ascendiendo poco a poco por la empinada cuesta hasta alcanzar la Fuente de La Covachuela, no sin antes sufrir durante 12 kilómetros por las terroríficas rampas de hasta 19% de desnivel positivo, repartiendo a los 17 participantes a lo largo de la subida. Aunque el animo no decaía, tras presenciar el paisaje, reconfortándonos con sus bellas vistas.


  Un autentico calvario para algunos, obligando a finalizar los últimos metros a pie y con los rostros expresivos de la dureza en ese tramo de la ruta.
 



 Recuperado el aliento y la compostura, una rapidísima bajada por un ajardinado y pedregoso terreno, hizo las delicias en toda regla de un descenso casi de HD. con frenadas de más de 10 m, ante las 12 revueltas en forma de Z junto un barranco por donde  un caudaloso arroyo, afluente del Río Alberche , se deslizaba con bravura por los peñascos de musgo aterciopelado.


 Es aquí donde los brazos también empezaban a sentir ligeras molestias, por la tensión de dicha bajada, manteniendo el equilibrio y buena coordinación en los rápidos giros.

 Testigos silenciosos de nuestro paso fueron sin duda las numerosas vacas de raza Avileñas, que con su típico color negro ibérico y largas astas, parecían gigantescos toros de lidia. La zona es rica y muy apreciada por su ganadería bovina, siendo de sobra conocidos los suculentos chuletones y demás delicias culinarias de su carne.


 En la localidad de Navaluenga junto al Río Alberche y como fondo el puente Románico de cuatro ojos del siglo XVI, nos reagrupamos para avituallarnos y tomar fuerzas. Luego, seguimos por los soleados paisajes hasta el pueblo de El Barraco, en continua y durilla ascensión entre la Sierra de la Paramera a la Izda., y la Sierra de Gredos a la Dcha., en un espectacular entorno forestal de enebros y arbustos de coloridas bayas.


Todo lo que sube, baja.
Durante unos tendidos 8 Km., por la feliz bajada de la solitaria N-403, alcanzamos nuevamente la orilla de este Embalse del Burguillo, bordeando en un serpenteante camino parte de su lado norte, llegando a otro puente, que une las dos orillas con la carretera de Ávila.



 El cansancio a esas alturas de este recorrido por tierras de Ávila, se dejaba sentir en las piernas, pero, había que hacer un ultimo esfuerzo para terminar los 12 Km, que restaban a esta etapa, es entonces cuando el grupo se propuso llegar en una larga y lenta procesión hasta la presa, y posteriormente, llegando desperdigados hasta el parking, donde tras  57 Km y 5 horas, se dio por finalizada la etapa de este día.



                                                                          Fotos y vídeo.