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jueves, 12 de febrero de 2015

The Eliminator Race 2015.

 
 

 


Inglaterra, sábado 7 de febrero 2015, en los bastos espacios de Pippingford Park, se celebra una de las carreras de eliminación más dura de la temporada.

 El mes de febrero y en Inglaterra, no ayuda para suavizar la dificultad.

 Como de costumbre, el cielo plomizo de esas latitudes y el frío viento polar, invade todo cuanto la vista alcanza, dando aun más la sensación de gélido invierno, con gruesas capas de hielo sobre las aguas de ríos y lagos de la zona.

 A pesar de la crudeza del día, la carrera se celebró.

 Un jabato muy conocido por el que suscribe, se presentó a la competición para satisfacer su reto en la prueba.

 A una hora de la ciudad de Londres hacia el sur, estaba esperando el campo de "batalla", aunque la verdadera batalla sería contra uno mismo.



 La oleada de corredores abandonados en la distancia, puso en este día gris la nota de color en el horizonte, donde Sergio, tras la subida de una impresionante cuesta cuyo desnivel no quiero ni saber su porcentaje, se distanció del gran grupo, con unos pocos atletas, corriendo a duras penas por los húmedos y verdes campos Londinenses.


 Después de una lucha contra la orografía, coronando la gran cuesta, tocó bajar al valle, donde un río hizo de sendero en la ruta de la carrera.

 Según los nativos del lugar, sus aguas no estaban tan frías como se esperaba, pero que se lo digan a los que tuvieron que atravesar varias veces el río, que en ocasiones el agua les llegaba hasta por encima del esternón con el agravante del fuerte viento...



 Una costumbre de este país, hacer carreras por los ríos y los fangos pantanosos.


 En esta zona de entrenamiento militar, las condiciones para una carrera de resistencia y eliminación son  optimas para poner a prueba la resistencia del ser humano.

 Los rostros en los participantes lo decían todo de la dureza de esta gran prueba, pero, ante la adversidad se crecían dando todo de si para finalizar el enrevesado recorrido, sacando a duras penas esa sonrisa cuando por fin se llega al final tan deseado.

 Parte de la indumentaria protectora se fue perdiendo por el camino entre los fangos de las turbios ríos, que sin miramientos la ruda naturaleza, se cobraba en forma de pago como trofeo, haciendo la aventura más difícil y complicada.

 Mi hijo SERGIO, un titán  que consiguió terminar la prueba de esfuerzo, con esa sonrisa, calado hasta los huesos, las piernas doloridas y la satisfacción de lograr el reto de Pippingford Park.

                       Doy las gracias a Cintia López, pues sin ella no lo hubiese conseguido.

                                                          Ella es el alma de mi "gitano".




                     Tendré que ponerme las pilas y hacer juntos esa carrera... buf, menudo reto.





                                                                  


                                                 Well done!!!
 
                                                       Bien hecho!!!